miércoles, 19 de octubre de 2011

Algunas cuestiones geograficas

Antes de iniciar el análisis y comentario de cualquier plano, en este caso de la localidad de Tapiales, resulta imprescindible conocer, previamente, algunos aspectos generales y fundamentales, sin los cuales difícilmente podemos llegar a entenderlo y a comprenderlo; son los factores geográficos e históricos, que han condicionado el desarrollo urbano hoy, y que lo seguirán condicionando en el futuro.

El autor A. Floristan lo explicó de la siguiente manera: “toda ciudad, casi como un ser vivo, nace en unas condiciones “ambientales”, geográficas e históricas determinadas, se desarrolla en función de ellas hasta adquirir una forma y una estructura determinadas – nunca o raras veces estáticas – y desempeña una serie de funciones. Un geógrafo debe, desde luego, describir el fenómeno urbano tal y como lo percibe en el momento de sus investigaciones, pero, si quiere trasladarse al estadio de la explicación, no tiene otro remedio que bucear en el pasado para responder a los múltiples interrogantes que desde el principio se formulara el mismo”.

El actual partido de la Matanza pertenece a la zona que en los tiempos de la conquista se denominaban “campaña”. Lo podríamos denominar como un “desierto verde”.

La zona de Tapiales era una vasta llanura casi ininterrumpida, y con suaves ondulaciones (hoy, quien recorre la Av. Velez Sarsfield en bicicleta, desde la calle Pedro de Mendoza hasta la Av. Boulogne Sur Mer, puede apreciar la ondulación del terreno) que no superan los 10 o 20 metros sobre el nivel del mar.

Estas tierras contaban con aguadas de cursos perezoso, que avanzaban describiendo numerosas curvas (así era también el río Matanza hasta su posterior rectificación), y con el río Matanza (o Riachuelo en la Ciudad de Buenos Aires) como único curso de agua importante, pero rodeado de arroyos y bañados (el lugar que ocupa la estación de servicio de YPF que se ubica en Av. Velez Sarsfied y Culpina, o el barrio Luis Piedra Buena en el barrio de Lugano, eran pequeñas lagunas o bañados).

Originariamente, predominaban en la vegetación los grandes pajonales de pastos duros, pero una de las principales características de la región era la falta de árboles y arbustos naturales, por lo que solo se encontraba a la distancia algún ombú o los escasos bosquecillos de algarrobos, espinillos o talas (Muchos de los árboles que caracterizaron esta chacra fueron introducidos por Don José Martín de Altolaguirre finalizando el siglo XIX).

La constitución geológica del suelo, posee base rocosa precámbrica (la continuación del macizo de Brasilia), que fue hundida y cubierta por material alubional de distinto origen. La parte superior de la capa es de tierra amarilla (loess pampeano), y esta cubierto suavemente por un manto de tierra negra, vegetal y contemporánea.

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